Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2022
En este día, que abre el tiempo de Cuaresma, el Señor nos dice «Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo» (Mt 6,1). Puede sorprender, pero en el Evangelio de hoy la palabra que más se repite es recompensa (cf. vv. 1.2.5.16). Normalmente, en el Miércoles de Ceniza nuestra atención se centra en el compromiso que requiere el camino de fe, más que en la recompensa a la que conduce. Sin embargo, hoy el discurso de Jesús vuelve siempre a este término, la recompensa, que parece ser el resorte principal de nuestra acción. De hecho, hay en nosotros, en nuestro corazón, una sed, un deseo de alcanzar una recompensa, que nos atrae e impulsa todo lo que hacemos.
Sin embargo, el Señor distingue entre dos tipos de recompensa a la que puede aspirar la vida de una persona; por un lado, está la recompensa del Padre y, por otro, la recompensa de los hombres. La primera es eterna, es la verdadera y definitiva recompensa, el propósito de la vida. La segunda, en cambio, es transitoria, es un disparate al que tendemos cuando la admiración de los hombres y el éxito mundano son lo más importante para nosotros, la mayor gratificación. Pero es una ilusión, es como un espejismo que, una vez alcanzado, nos deja con las manos vacías. La inquietud y el descontento están siempre a la vuelta de la esquina para aquellos cuyo horizonte es la mundanidad, que seduce, pero luego decepciona. Los que buscan la recompensa del mundo nunca encuentran la paz, ni saben tampoco cómo promoverla. Esto se debe a que pierden de vista al Padre y a sus hermanos y hermanas.
Papa Francisco continúa su homilía explicando que los tres aspectos más importantes de la Cuaresma: Oración, Caridad y Ayuno. Deben ejecutarse desde el corazón con el ánimo de acercarse al Señor y hacer cada obra de manera discreta. Sin pretensiones de ser aplaudidos o reconocidos.
Releyendo otros artículos, encontré que hay una relación directa e inmediata en la práctica de cada uno de estos tres aspectos y la recompensa recibida. Por ejemplo, tomemos el Ayuno, pudiera ser de alimentos pero en realidad va mucho más allá. Fíjate que si lo practicamos desde el corazón y perseveramos encontraremos muchs recompensas:
· Ayuno de Pesimismo y llénate de esperanza y optimismo
· Ayuna de Enojos y llénate de paz
· Ayuno de Falta de Perdón y llénate de actitudes de reconciliación
· Ayuno de Palabras y llénate de silencio para oir al Señor y escuchar a los demás
· Ayuno de Egoismo y llénate de la alegría de ayudar a otro
· Ayuno de Quejas y llénate de gratitud por tantas bendiciones recibidas
· Ayuno de Angustiass y llénate de oración al entregar tus tribulaciones al Señor
Es que el Señor no se deja ganar en generosidad y a cada buena acción nuestra nos recompensa con muchas bendiciones paz, alegría, esperanza, gratitud, etc. Si esto no nos motiva a ser mejores, no solo en Cuaresma sino cada día, perseverando en algún detalle, que más podría motivarnos.
Hijita el trabajo que hiciste lo encuentro muy bueno, te felicito. Espero que sea del agrado de todo el que tenga la posibilidad de verlo. Bendiciones tu mamá
ResponderEliminarMil gracias... tqm
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