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Bendito sea Dios,
que nos alienta
en nuestras luchas.

viernes, 24 de mayo de 2013

Huellas de María en el Evangelio - II



Esta es la segunda de tres entradas sobre las actitudes de nuestra querida Virgen María, Madre de Dios y madre nuestra, y se centra especialmente en su forma de pensar, sentir y actuar en los evangelios. Es de todos conocido que la Virgen María es ejemplo de amor y de fe, pero también demuestra muchas otras actitudes ejemplares a lo largo de su actuación en la vida de Jesús. Actitudes como fortaleza, bondad, compasión, prudencia, perseverancia, aceptación, etc. Sin embargo, aun cuando son actitudes claras, a veces se nos hace difícil o se nos pasan por alto dentro de la inmensidad de La Palabra. Es por esto que es hermoso ir  descubriéndolas poco a poco con la ayuda de alguna metodología. Alguna metodología como la que te sugiero acá, es algo parecido a la Lectio Divina, ante cada pasaje del Evangelio, vamos a reflexionar en cuanto a: ¿qué dice el texto? y ¿qué me dice a mí el texto?:



Continuaremos entonces nuestro viaje por las páginas del Evangelio con los pasos de María en la infancia de Jesús, utilizaremos para esto el Evangelio de Lucas, mirando con detenimiento y curiosidad cada uno de estos dos pasajes:


4.-  Purificación y Presentación de Jesús en el templo. Lc. 2, 22-39




Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor » y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor. 

Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.» Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él.  Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción - ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»  
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones. Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.


Actitudes de María: María conoce las Escrituras y cumple con sus preceptos, es por esto que a los 8 días lleva a Jesús para su presentación en el templo.Admiración, esto es lo siente María cuando escucha  lo que de su hijo se dice. Y finalmente ante la profecía del dolor y tristeza que le esperan, demuestra nuevamente su fe; aunque no entiende de que se trata esta profecía, sabe aceptar la voluntad de Dios y con paciencia vuelve a su hogar. Actitudes: Conoce las Escrituras y cumple con los preceptos, Escucha a los demás, Asombro, Aceptación de la voluntad de Dios, Fe y Paciencia.



5.-  Pérdida de Jesús. Lc. 2, 41-52




Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo su padres.
Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca.
Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.» El les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?»  Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón.
Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y
ante los hombres.


Actitudes de María: Nuevamente encontramos a María cumpliendo la Ley, en esta ocasión visita a Jerusalén para la fiesta de Pascua judía.Fiesta a la que acudían multitud de personas, lo que nos da una ligera idea de la preocupación que debió sentir la Virgen cuando se dió cuenta que Jesús no iba en la caravana. La Virgen no se queda cruzada de brazos, sino que lo busca afanosamente durante tres días hasta hallarlo. Como cualquier madre preocupada, le pide una explicación de su actitud, pero no con desesperación sino con cariño y respeto. La respuesta de Jesús le deja aún mas preocupada quizás, sin embargo dice el texto que aún cuando la Virgen no comprendió sus palabras, las conservaba en su corazón. Esto pareciera indicar que las guardaba para meditar y reflexionar sobre ellas.   Actitudes: Conoce las Escrituras y cumple con los preceptos, Hacer lo necesario, Asombro, Respeto, Afecto, Reflexión.



Reflexiones, metodología y pasajes bíblicos: extraídos de la Charla: Huellas de María en el Evangelio, preparada por Hna. Ma. Encarnación Ruiz,  de la Congregación de la Presentación de la Virgen María de Granada. Mérida, Mayo-2013.

Pasajes Biblícos tomados de: LA SANTA BIBLIA, (VERSIÓN BIBLIA DE JERUSALÉN, 1976)                                              




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