Son innumerables los artículos y escritos que han
surgido a raíz de la muerte de nuestro Papa Emérito Benedicto XVI. Muchos muy complejos
ya que abordan detalles de sus estudios teológicos, otros más sencillos que comentan
de manera más coloquial su vida y su obra.
Yo deseo compartirles este que me parece refleja ampliamente la manera en que yo lo percibía: un estudioso incansable que amaba a Jesucristo, que me enseñó con sus libros sobre Jesús y sus tres encíclicas:
Dios por sobre todas las cosas es: A M O
R
Espero que lo disfruten y que sea una guía para retomar
la lectura de su prolífica obra.
Artículo tomado de:
La Vanguardia. 01.01.2023
Benedicto
XVI: El Papa teólogo
Escrito por: Armand
Puig i Tàrrech
Rector de l’Ateneu
Universitari Sant Pacià
Enlace: https://www.lavanguardia.com
El día 19 de abril de 2005 el Cardenal Joseph Ratzinger pasó de ser el teólogo del Papa al Papa teólogo, y sucesor de san Juan Pablo II. Al cabo de casi ocho años, el 28 de febrero de 2013, Benedicto XVI se convirtió en Papa emérito, después de haber renunciado en la sede de Pedro el 11 del mismo mes de febrero.
Detrás de estas dos noticias hay un largo itinerario vital, comenzado en un pequeño pueblo de Baviera el 16 de abril de 1927. Ratzinger, que hablaba fluidamente latino y tocaba elegantemente el piano, siguió el cursus de los profesores alemanes y enseñó en varias universidades.
En esa época vivió directamente en Tubinga los acontecimientos rompedores del 68, junto a otro profesor, Hans Küng, con quien se reencontraría en Roma, ya como Papa. Dos hombres y dos carreras diversas, configurados ambos por su pertenencia al mundo universitario y, en concreto, en la teología, que fueron expertos, uno y otro, del Concilio Vaticano II.
Este último punto es esencial en la vida de Benedicto XVI. A sus 35 años, el Cardenal Frings quiso que Ratzinger fuera su teólogo de confianza en la magna asamblea conciliar, y Ratzinger nunca abandonará su completa adhesión al Concilio Vaticano II, ni como teólogo ni como Papa.
Las cosas no serán distintas cuando en 1981 el Papa Juan Pablo II, le llamó de Munich, donde era arzobispo desde 1977, a Roma, para que fuera el Prefecto de la Doctrina de la Fe, el antiguo Santo Oficio. Ratzinger se convertía así en el guardián de la fe de la Iglesia y en amigo personal de Juan Pablo II, y era evidente que éste le consideró como su sucesor –lo que sucedió de facto en el 2005, no sin que en el cónclave el Cardenal Bergoglio, el futuro Papa Francisco, diera un paso al lado y facilitara la elección de Ratzinger como Papa.
El Papa Benedicto XVI era un hombre de cultura y pensamiento, un humanista europeo. Dan fe los dieciséis volúmenes que conforman la recopilación completa de sus obras (opera omnia), la última de las cuales versa sobre Jesús de Nazaret. De hecho, la preocupación del papa Benedicto por la figura de Jesús le viene de siempre. El teólogo español Olegario González de Cardedal explica que en 2004 recibió una carta personal del Cardenal Ratzinger donde éste le decía que sus tres libros sobre Jesús pretendían ser "una meditación teológica" sobre su figura.
Ratzinger, que escribió sobre la Iglesia, la liturgia, los sacramentos, la revelación divina, la relación entre fe y razón, se concentró, al final de su vida activa, en la persona de Jesús. Y, de hecho, su pontificado (2005-2013) presenta un significativo paralelismo con la fecha de publicación de sus tres libros sobre Jesús (2007, 2011, 2012).
La renuncia de Benedicto XVI fue un evento lleno de asombro y estupor. Ratzinger había llegado al término de sus fuerzas en el ejercicio de su responsabilidad. Él no era un hombre de gobierno ni de multitudes, sino un gran profesor que ejercía su labor de obispo de Roma con un magisterio rico y profundo, pero que debía enfrentarse a problemas complejos, tanto internos (la secularización, el funcionamiento de la Curia) como externos (el papel de la Iglesia en el mundo).
Meditada la decisión desde hacía meses, y llegado a los ochenta y cinco años, el Papa sufría lo que Andrea Riccardi ha calificado de "el desgaste de un hombre". Hombre respetuoso y sensible, espiritual y dialogante, fino de espíritu y conocedor de los grandes autores cristianos, sobre todo Agustín y Buenaventura, estudioso de la figura de Jesús, su mundo interior se volvía progresivamente distante de lo que pide el gobierno de la Iglesia.
Un último apunte. Ratzinger visitó España seis veces como cardenal, normalmente por invitaciones académicas (incluyendo el confirimiento de un doctorado honoris causa por la Universidad de Navarra, 1998), y tres veces como Papa, dos por razón de eventos (Valencia, Encuentro Mundial de las Familias, 2006) (Madrid, Jornada Mundial de la Juventud, 2011) y otra vez (2010) con motivo del Año San Jacobeo (Santiago de Compostela) y de la consagración de la basílica de la Sagrada Familia (Barcelona).
Esta última visita contribuyó decisivamente a promover la iglesia de Gaudí a nivel mundial. En efecto, Benedicto XVI se sintió del todo identificado con una iglesia que es un canto al mensaje cristiano realizado desde la belleza de una arquitectura única, y calificó aquella misa como "una de las más extraordinarias" de su vida .
El Papa teólogo se dejó llevar por la fascinación de un monumento en el que se expresa, de forma plástica, la teología cristiana de todos los tiempos, aquella teología que él contó durante toda la vida.
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