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sábado, 5 de diciembre de 2020

¿Qué es el Adviento?

 ¿Qué es el Adviento? 

Texto preparado por: Pbro. Oscar Corona

La palabra “Adviento” viene del latín “ad-venire”, venir hacia. Por lo tanto “Adviento” significa “advenimiento”, “venida”.

El Adviento es el tiempo litúrgico de preparación a la celebración de la Navidad.
El Adviento consta de 4 domingos (no 4 semanas) y se caracteriza por el color morado, propio del tiempo litúrgico de preparación, de conversión.
Así como la Cuaresma es un tiempo de cuarenta días de preparación a la Pascua que dura 50 días (desde el Domingo de Pascua de Resurrección hasta Pentecostés).


Hay que decir que lo  importante no la preparación sino la celebración. Lo importante no es el “Adviento” sino la “Navidad” a la cual el adviento nos ha preparado. Lo importante no es la Cuaresma, sino la Pascua.
Por diversas razones hemos centrado más la atención en la preparación que en la celebración y así, toda la fuerza se concentra en la Cuaresma y mucho menos en la Pascua. Y en el caso del Adviento, convertimos en celebración la preparación y se celebra escasamente la Navidad en sentido propio. Baste ver todo el ambiente que hay entre nosotros antes y después del 24 de diciembre.

El tiempo de adviento consta de dos partes bien diferenciadas:
Desde el primer domingo hasta el 16 de diciembre: Prepara a la última Venida de Jesucristo.
Desde el 17 hasta el 24 de diciembre: Prepara a la primera Venida de Jesucristo.

*La primera parte del adviento*:
Desde el Primer Domingo de Adviento, que este año celebraremos el próximo domingo 29 de noviembre, hasta el 16 de diciembre, nos preparemos a la última venida de Jesucristo, su Venida Escatológica.

¿Qué significa esto?
Jesucristo, con su Muerte y Resurrección, y con el Don del Espíritu Santo nos ha salvado pero la plenitud de la salvación todavía no está cumplida.
Nosotros, la humanidad, el mundo, la creación… no vive la plenitud de la salvación, aunque ya hemos sido salvados por nuestro Señor Jesucristo.

Como dice el Documento de Aparecida: “Ser discípulo es un don destinado a crecer”. La vida cristiana es una vida en progreso. El Espíritu Santo nos guía, nos conduce. Hay un dinamismo de la fe, esperanza y caridad.
Podemos ver cómo Jesús en las parábolas del Reino habla de semilla, levadura, trigo y cizaña, etc. Tanto en la vida personal, como en la vida de la humanidad, vivimos lo que dice la carta a los romanos: la creación está expectante
Esperamos la plenitud de la salvación. El cielo nuevo y la tierra nueva
Esta primera parte del Adviento nos pone entonces en tensión hacia la plenitud de la salvación. Nos enfrenta a nuestra condición de viajeros, de cristianos en camino, de cristianos inacabados, de un mundo que avanza hacia la total liberación, del sentido del tiempo y de la historia como proyección hacia el futuro, de la historia como un tiempo de camino hacia la plenitud, un tiempo para escuchar los gemidos de parto de la humanidad (y de cada uno de nosotros), de esperar el cielo nuevo y la tierra nueva, no como ilusión idílica sino como promesa del Resucitado.
En esta primera parte del Adviento no es correcto que en la liturgia se canten aguinaldo y música “navideña”. Esos cantos son propios de la Navidad, o quizás de la segunda parte del Adviento. Los cantos en la liturgia deben expresar el sentido de cada tiempo litúrgico. Quiero aclarar que me refiero a los cantos en la Liturgia. Otra cosa diferente es que en la casa uno escuche música navideña mientras prepara el arbolito, o el pesebre, o las hallacas, etc.

*La segunda parte del Adviento*:

Del 17 al 24 de diciembre en la mañana.
Este breve tiempo, una semana, nos prepara a la celebración de la Venida Histórica, la primera venida. Nos prepara para celebrar la Encarnación del Hijo de Dios que “por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo” como decimos en el Credo.
Es común entre nosotros la celebración de la Novena de Navidad y las  Misas de Aguinaldo.
Nos preparamos para celebrar la Navidad, nacimiento de Jesucristo, como don de salvación. No es simplemente el “cumpleaños de Jesús”. Es el don de la salvación ofrecido por Dios Padre a esta humanidad (Jn 3,16).
Nos preparamos a celebrar que “por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo”.

¿Cuáles son las actitudes propias del tiempo de Adviento?
La espera (esperanza), alegría, conversión. Una esperanza alegre

En Adviento destacan algunos personajes y que nos pueden ayudar a vivir este tiempo de gracia:
•       Isaías: se leen las profecías de Isaías que nos anuncian la llegada del Mesías. Es el profeta de la esperanza, de la llegada del Mesías, del mundo nuevo.
•       Juan Bautista: Es el profeta entre nosotros, que nos muestra al Cordero de Dios presente entre nosotros, es el que invita a la conversión, a enderezar los caminos para el Señor.
•       La Virgen María: es la mujer del si a Dios, de la obediencia, del silencio ante el Misterio que se le revela, de la caridad presurosa para visitar a Santa Isabel, la de la espera que medita en su corazón, la del Magnificat que canta la misericordia fiel de Dios, etc.
Adviento es el tiempo “mariano” por excelencia. Más que mayo u octubre, Adviento es el verdadero Mes de la Virgen

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