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Señor creo en ti,
Señor confío en ti,
Señor espero en ti,
Señor creo que estás en la Santa Eucaristía.
Creo que estás aquí conmigo ahora
cuando me inunda tanta
tristeza,
en estos momentos tan difíciles que estamos atravesando en nuestro
país.
Creo que estás aquí y que nos
fortaleces para que seamos capaces
de librar a Venezuela de tanta opresión y división.
Señor, te pedimos lo mismo que los discípulos de Emaús:
¡Señor: Quédate con nosotros ¡
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LECTIO DIVINA: 3º DOMINGO DE PASCUA (Ciclo A)
Publicado primero por: http://www.ocarm.org/es/
Lectio:Domingo, 30 Abril, 2017
En el camino de Emaús
Encontrar la llave que abre el significado de la Escritura
Lucas 24,13-35
1. ORACIÓN INICIAL
Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Tí, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.
2. LECTURA
Leamos el texto en el que Lucas nos presenta a Jesús que interpreta las Escrituras. Durante la lectura tratemos de descubrir cuáles son los diversos pasos del proceso de interpretación seguido por Jesús, desde el encuentro con sus discípulos en el camino hacia Emaús, hasta el reencuentro de los discípulos con la comunidad de Jerusalén.
Una división del texto para ayudar a la lectura:
Lc 24,13-24: Jesús trata de averiguar la realidad que hace sufrir a los discípulos
Lc 24,25-27: Jesús ilumina la realidad de los dos discípulos con la luz de la Escritura
Lc 24,28-32: Jesús comparte el pan y celebra con los discípulos
Lc 24,33-35: Los dos discípulos regresan a Jerusalén y comparten su experiencia de la resurrección con la comunidad.
3. ALGUNAS PREGUNTAS para ayudarnos en la meditación y en la oración:
a) ¿Cuál es el punto que te ha gustado más y porqué?
b) ¿Cuáles son los pasos de interpretación de la Escritura seguida por Jesús, desde el encuentro con los dos amigos por el camino, hasta el regreso de los discípulos a la comunidad de Jerusalén?
c) ¿Cuál es la situación en la que Jesús encuentra a los discípulos?
d) ¿Cuáles son las semejanzas y cuáles las diferencias entre la situación de los dos discípulos y nuestra situación actual? ¿Cuáles son hoy los factores que ponen en crisis nuestra fe y nos causan tristeza?
e) ¿Cuál fue el resultado en la vida de los dos discípulos de la lectura de la Biblia hecha por Jesús?
f) ¿En qué puntos la interpretación hecha por Jesús critica nuestra manera de leer la Biblia y en qué puntos la confirma?
4. UNA CLAVE DE LECTURA para aquellos que quieran profundizar más en el tema:
* El modo cómo Lucas narra el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús nos indica la forma cómo las comunidades del tiempo de Lucas usaban la Biblia y hacían lo que hoy llamamos Lectio Divina o Lectura Orante de la Biblia. Tres son los aspectos o los pasos que caracterizaban su manera de interpretar lo referente a la Biblia.
1º Paso: Partir de la realidad (Lc 24,13-24).
Jesús encuentra a los dos amigos en una situación de miedo y dispersión, de desconfianza y de turbación. Estaban huyendo. Las fuerzas de la muerte, la cruz, habían matado en ellos la esperanza. Jesús se acerca y camina con ellos, escucha la conversación y pregunta: "¿De qué estáis hablando?" La ideología dominante les impide entender y el tener una conciencia crítica: "Nosotros espérabamos que el fuese el liberador, pero…" (Lc 24,21). ¿Cuál es hoy la conversación del pueblo que sufre? ¿Cuáles son hoy los hechos que ponen en crisis nuestra fe?
El primer paso es éste: acercarte a las personas, escuchar la realidad, los problemas, ser capaces de hacer preguntas que ayuden a mirar la realidad con una mirada más crítica.
2º Paso: Servirse del texto de la Biblia (Lc 24, 25-27)
Jesús se sirve de la Biblia no para dar una lección sobre la Biblia, sino para iluminar el problema que hacía sufrir a sus dos amigos y luego clarificar la situación que estaban viviendo. Con la ayuda de la Biblia, Jesús coloca a los dos discípulos en el proyecto de Dios y les indica que la historia no se escapa de la mano de Dios. Jesús no usa la Biblia como un doctor que ya lo sabe todo, sino como un compañero que quiere ayudar a sus amigos a recordar lo que ellos habían olvidado: Moisés y los Profetas. Jesús no causa en ellos un complejo de ignorancia, sino que trata de ponerlos en condiciones de recordar, despierta por tanto su memoria.
El segundo paso es éste: con la ayuda de la Biblia, iluminar la situación y transformar la cruz, señal de muerte, en señal de vida y esperanza. Así lo que impide ver, se convierte en luz y fuerza a lo largo del camino.
3º Paso: Celebrar y compartir en comunidad (Lc 24,28-32)
La Biblia, por sí sola, no abre los ojos, pero ¡hace arder el corazón! (Lc 24,32). Lo que abre los ojos y hace descubrir a los amigos la presencia de Jesús es el compartir el pan, el gesto comunitario. En el momento en que es reconocido, Jesús desaparece. Y ellos mismos experimentan la resurrección, renacen y caminan solos. Jesús no se apropia del camino de sus amigos. No es paternalista. Resucitados, los discípulos son capaces de caminar por sus pies.
El tercer paso es éste: saber crear un ambiente orante de fe y fraternidad, donde el Espíritu pueda obrar. Es el Espíritu el que hace descubrir y experimentar la palabra de Dios en la vida y nos lleva a entender el sentido de las palabras que Jesús dice (Jn 14,26; 16,13). Y es sobre todo en este punto de la celebración, en el que la práctica de las comunidades eclesiales de base, sostenidas por las esparcidas por el mundo, nos ayudan a nosotros religiosos y religiosas a encontrar de nuevo el antiguo pozo de la Tradición para beber su agua.
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